03/09/2008

Se acerca la berrea, uno de los espectáculos naturales más sorprendentes y menos conocidos.

A comienzos de otoño tiene lugar la época de celo de los ciervos,
caracterizada por los alardes y las luchas.

Estamos ya a las puertas del otoño, época de celo de los ciervos. La
popular berrea es un espectáculo para los amantes de la naturaleza que
no es sencillo de observar. Para poder contemplarlo hay que poseer un
buen conocimiento de la especie, así como del medio y del lugar en el
que vive. Sólo así se podrán presenciar las impresionantes escenas de
machos berreando y peleando por defender su "harén".

Las sierras de la Demanda, Urbión, Cameros y Cebollera, y también
Alcarama, en La Rioja Baja, enclavadas en la parte más occidental del
Sistema Ibérico, ofrecen en los primeros días de otoño este fenómeno
natural tan llamativo como poco conocido. Solamente el hecho de
internarse en el monte para tratar de observarlo constituye un
espectáculo único.

Gracias al clima de influencia oceánica, dada la cercanía geográfica al
océano Atlántico, podemos disfrutar de la presencia de hayedos en las
laderas más umbrías, de robledales en las solanas, así como del bosque
mixto con fresnos, cerezos, avellanos y tilos, además de pinares
procedentes de repoblaciones forestales (con plantaciones de pinos
silvestres de más de 80 años de antigüedad), que también tienen su
atractivo.

Este paisaje atlántico se viste en otoño de verdes, ocres, amarillos,
rojos, marrones, una mezcla de colores que embellecen aún más si cabe
estos parajes. Son colores de un bosque que también tiene sus propios
sonidos. La fauna que habita es muy variada, anfibios, reptiles, aves (
halcón abejero, águilas culebreras, gavilanes, búhos). Pero en otoño son
los mamíferos (ardillas, zorros, tejones, jabalís, corzos) y, más
concretamente, los ciervos los que cobran protagonismo.

Durante esta época, es posible escuchar el ronquido de los venados, es
la berrea, durante la cual la observación de ciervos se convierte en una
experiencia sorprendente. Hasta finales de octubre, el bosque se llena
de sonidos roncos y prolongados; bramidos parecidos a los mugidos de las
vacas y su sonido es más grave cuanto más viejo es el animal.

Asimismo, hay luchas entre machos; éstos reúnen a las hembras y
defienden la intrusión de otro venado con exhibición de fuerza y
persecuciones. No sólo se escuchan estos bramidos, también podemos oír
el choque de las cornamentas cuando hay lucha, semejante al chocar de
dos trozos de madera.

La mejor hora para ver este espectáculo es al amanecer, a última hora de
la tarde, y durante la noche. La época, entre el 23 de septiembre y el
12 de octubre, aunque se pueden observar desde mediados de septiembre
hasta finales de octubre.

Más fácil, aunque más incómodo, resulta encontrarlos en días fríos y
lluviosos. Los mejores sitios son las áreas despejadas de montaña,
claros del bosque, pastizales y cortafuegos. Lo mejor es ir como máximo
cuatro personas. Los ciervos no atacan al hombre, pero hay que ser
precavidos.