13/03/2012

La cascada de Xorroxin


Cerca del barrio de Gorostapalo (Erratzu), se encuentra la cascada de Xorroxin. Según cuenta la leyenda, en este recóndito lugar del valle de Baztan se aparecían las lamias, misteriosas mujeres con cola de pez que alisaban sus cabellos con peines de oro.


AGUA DE PRIMAVERA


Para llegar hasta la cascada lo mejor es dejar el coche en Erratzu y pasear hasta el barrio de Gorostapalo (1,5 km). Así evitaremos la saturación de coches en el pequeño núcleo. A la entrada de este barrio se encuentra la ermita de la Virgen de los Dolores (Doloretako Amabirjina), de donde parte un camino empedrado que baja hacia la regata de Iñarbegi. A partir del primer puente de piedra nos adentramos poco a poco en el bosque, por un camino que asciende paralelo a la regata. Pronto llegaremos a la encrucijada Iñarbegi-Xorroxin, perfectamente señalizada, y aquí seguiremos el camino de la derecha, hasta llegar a un segundo puente de cemento, que hay que atravesar . Continuamos ahora con el arroyo a la izquierda hasta llegar a una nueva bifurcación, donde tomamos la senda de la izquierda. Un poco más adelante, nos encontramos de frente con el cauce del río. Aquí hay que descalzarse o saltar de piedra en piedra para pasar al otro lado (orilla derecha del río) hasta llegar a la rumorosa cascada. Aunque se trata de una excursión fácil, que puede hacerse en familia, conviene estar atento al terreno resbaladizo. Son dos horas, ida y vuelta, desde Erratzu (la mitad desde Gorostapalo). Es mejor hacer esta excursión en primavera o en otoño, que es cuando baja más agua, y la vegetación está más bonita.


La catarata de Xorroxin es una espectacular caída de agua situada al pie del monte Autza (1.306 metros). Cerca de este paraje rumoroso nace el río Baztan, el cual recorre el valle del mismo nombre durante diecinueve kilómetros, para convertirse luego en el río Bidasoa cerca del señorío de Bértiz. Este tramo inicial del río del Norte está rodeado de antiguas leyendas, ligadas principalmente a la naturaleza salvaje de los montes y bosques de Baztan. Algunas tienen que ver con la diosa Mari -que habitaba en una cueva del monte Autza, junto con su compañero Herensuge (o Sugaar), la serpiente macho-, y también con las fantásticas lamias, que aparecían en las orillas de los arroyos alisando sus cabellos con peines dorados. Hace medio siglo, algunos ancianos del barrio de Gorostapalo solían contar que junto a la cascada de Xorroxin se veían a veces unas mujeres con pies de cabra o cola de pez, que aparecían y desaparecían misteriosamente. Hoy, en la zona, nadie cree ya en lamias ni en sorgiñas (brujas). Sin embargo, las viejas leyendas han dejado huella en la toponimia de la zona. Concretamente, la poza o el pequeño embalse natural donde cae el agua de la cascada de Xorroxin, se denomina Lamiputzu (pozo de las lamias). Salto de agua
Según Mikel Belasko, el nombre de Xorroxin viene del vasco zorrot, zorrota (chorro) y osín (poza). La formación de este salto de agua tiene que ver con el tipo de suelo, compuesto principalmente de dolomías (calizas transformadas) y de cuarcitas rojizas. Se trata de materiales muy antiguos y muy resistentes a la erosión. Ello explica lo escalonado del terreno y la caída del agua desde varios metros de altura.
La cascada se encuentra en medio un arroyo conocido hoy como regata de Iñarbegi (también regata Istauz). Este humilde riachuelo recoge las aguas que bajan de los montes Masa y Autza dando lugar a este curso de agua, que discurre por el fondo del valle entre los barrios de Gorostapalo e Iñarbegi, para acabar juntándose en Erratzu con la regata de Izpegui.
Según dice el pintor de Erratzu José Mari Apezetxea, de 80 años, hace medio siglo la cascada de Xorroxin pasaba desapercibida para la mayoría de la gente, ya que se trata de un lugar recóndito, húmedo y poco productivo, al que hay que ir expresamente. «Hay unos caseríos en las laderas del monte, por encima del bosque que rodea la regata. Pero nada más».
Hoy sin embargo, con el auge del turismo rural, la pequeña catarata se ha convertido en un espléndido lugar para ir de excursión. Desde hace 25 años, la maravillosa cascada de Xorroxin da nombre además a una radio "pirata", convertida hoy en un importante medio de comunicación de la zona del Bidasoa.
Espectáculo emocionante
Rodeada de un espeso bosque de hayas, roble, avellanos y castaños la cascada ofrece un espectáculo emocionante sobre todo en primavera y otoño (conviene evitar el verano y el invierno si no queremos sufrir una decepción, por la falta de agua o de vegetación). A la música natural que provoca el salto de agua se suman el juego de luces que proyectan los rayos de sol filtrándose por la vegetación y la sensación refrescante que ofrece la efluxión de la cascada. A veces, dependiendo de la posición del sol, se forman pequeños arco iris a la entrada de la poza, y aparecen reflejos rojizos en el fondo oscuro del embalse. Entonces, con el agua pulverizada suavemente en la cara y la música violenta de la cascada, uno entiende más fácilmente las historias fantásticas que se cuentan en los libros y el entusiasmo romántico de algunos escritores que se ponen melifluos al describir este inesperado capricho de la naturaleza. 
Hemos estado disfrutando del paisaje de este maravilloso lugar el pasado sábado.

«Al llegar a Gorostapalo, en Erratzu, (el río Baztan) se hace saltarín, como un espatadantzari, en la cascada de Xorroxin, y poco después de sus cabriolas de mutil vascongado al son del chistu de la música de su propia agua(…) se entrega a juegos y fantasías, cambiando de una manera brusca su dirección», escribe Luis Antonio de la Vega, en su libro Viaje de los ríos de España.
Como una selva
A la belleza romántica de esta «cascada de primavera», hay que unir el hecho de encontrarse en el interior de un bosque de aspecto selvático, donde predominan los robles, castaños y avellanos. La regata favorece también la proliferación de alisos, fresnos, sauces y otras especies propias de los entornos fluviales. Ello configura un bosque mixto, de galería, que tiene el interés añadido de estar muy poco humanizado, debido a lo apartado y abrupto del terreno.
Otra aspecto singular de Xorroxin es su ubicación debajo de una montaña fronteriza de reminiscencias mágicas: el monte Autza (1.306 metros). Según cuenta la leyenda, cuando Mari, la reina de la montaña, se junta con su compañero, Sugaar, se generan fuertes tempestades de consecuencias imprevisibles. Esto es quizás lo que pasó en la riada de 1913. «Yo no la conocí, pero he oído decir a mi suegro que aquel año se reventó una nube en Autza, y como las orillas de la regata estaban sucias, llenas de ramas y troncos, se concentró el agua de tal manera, que la riada arrasó varios pueblos del valle», dice Jesús María Urrutia, vecino de Gorostapalo, de 74 años. «En cambio los vecinos del barrio de Iñarbegi, que estaban por encima de Xorroxin, ni se enteraron».
En una calle de Elizondo, puede verse todavía a la altura de un balcón de la calle principal una marca y una leyenda, con el nivel que alcanzaron las aguas aquel día dos de junio en que Mari se enfadó y las lamias se confabularon provocando la destrucción de varios edificios de Erratzu y Elizondo. En el primero de los pueblos se hundieron doce casas, y parte de la iglesia quedó arruinada. Y en Elizondo murieron dos mujeres arrastradas por las aguas. La riada penetró también en la iglesia de Elizondo y alcanzó tres metros de altura. Según dicen en Bertizarana, los santos de la iglesia de Erratzu se vieron pasar por debajo del puente de Reparacea arrastrados violentamente por las aguas del río.