12/08/2009

Tormentas estivales

¿Cómo se forma una tormenta eléctrica? ¿Se pueden prevenir? ¿Cuáles son los mejores consejos para evitarlas o que podemos hacer si nos sorprende?

A menudo, todos aquellos que nos movemos por la montaña hemos desistido de nuestra actividad alpina por causas meteorológicas. Sin duda, en la montaña, una de las peores situaciones que nos puede tocar vivir es encontrarnos inmersos en medio de una tormenta eléctrica. Y es que pocos fenómenos meteorológicos son tan impresionantes y tan peligrosos como una tormenta en la alta montaña.  Las consecuencias de una fuerte tormenta –especialmente si ésta se ha formado súbitamente- pueden llegar a ser dramáticas cuando el montañero es sorprendido en plena actividad y no tiene tiempo de reacción. Por ejemplo, escalando una pared, tendremos que soportar fuertes rachas de viento, granizo o pedrisco, bajones repentinos de temperatura, resbalones y caídas de piedras y si la tormenta nos sorprende en un barranco los riesgos crecerán exponencialmente ya que en pocos minutos podrá llegar a subir de manera súbita el caudal del torrente.
La nube de tormenta por excelencia es el cumulonimbo ya que es la causante de todos estos fenómenos adversos que hemos comentado. ¿Pero, de donde sale tanta energía? Pues partiremos de la base que esta nube puede llegar a alcanzar los 14 o 15 km de altura, una masa nubosa que llegará a rozar los límites superiores de la troposfera. Su crecimiento se debe al choque de masas de aire frío con otras más cálidas y húmedas las cuales dispararán la convección y cuanto más grande sea la diferencia de temperatura y humedad de ambas masas de aire mayor y más rápido será el crecimiento de la nube de tormenta. En la fase de formación y madurez de un cumulonimbo se generan grandes ascendencias (rachas de viento internas que pueden superar los 140 km/h). Estos ascensos son los responsables de transportar el vapor de agua hacia las capas más altas de la nube, allí donde la temperatura rozará los –50º o –60º. Estos violentos movimientos de aire provocan el choque entre las gotas de agua, cristales de hielo o granizo pequeño, generando cargas eléctricas en el interior de la nube. Las cargas positivas se acumulan en la parte superior del cumulonimbo y las negativas en la parte inferior y en su base. Por otro lado, en la superficie de la Tierra se acumulan cargas positivas. Entre la base de la nube y la superficie terrestre existirá una gran diferencia de potencial y llegará un momento que la atmósfera ya no podrá ejercer de aislante, generándose una descarga. Inicialmente, esta primera descarga saldrá del suelo (o del árbol, cima puntiaguda, pararrayos, etc...), sirviendo de guía y abriendo un canal conductor por el aire, en sentido ascendente. En una milésima de segundo la descarga conectará la base de la nube con la descarga guía. El calentamiento de este hilo o canal de aire llegará a temperaturas próximas a los 30.000ºC en un instante, dilatándose el aire y produciéndose una gran explosión: el trueno.
Existen diversas categorías de tormentas y diversas situaciones meteorológicas que las originan. Podremos ver la formación de tormentas durante cualquier época del año pero, normalmente, será  en la época más cálida cuando frecuentan más. En la época estival, por ejemplo, se pueden formar de manera aislada y local, siendo, generalmente, violentas y bastante peligrosas debido a su repentina aparición.  Por ejemplo, existen las tormentas de "buen tiempo" o de calor, generadas a partir del calentamiento diurno y por las corrientes ascendentes (térmicas). Se pueden llegar a formar incluso con altas presiones y no denotan un cambio de tiempo a nivel general. Únicamente son procesos que responden al recalentamiento de las capas más bajas de la atmósfera, una dinámica que desaparecerá al finalizar el día. Otra situación característica en la que se acostumbran a desarrollar nucleos tormentosos en nuestro país se dará con la entrada de perturbaciones atlánticas. Los flujos del suroeste, asociados a la proximidad de una borrasca, impulsarán aire muy cálido e inestable procedente del interior de la Península. Estas rachas reactivarán la nubosidad existente, por ejemplo, en la vertiente meridional (sur) pirenaica y ayudarán a que se desarrollen y se extiendan los cumulonimbos por toda la cordillera.
Dejando al margen si nos hemos informado de las previsiones meteorológicas (¡algo que damos por supuesto!), se pueden observar algunos indicios antes del desencadenamiento de un periodo tormentoso:

  • La presencia de nubes cumuliformes a primera hora de la mañana són un indicio de inestabilidad, ya que nos están informando que la atmósfera se muestra bastante cargada de humedad. Además, la sensación de bochorno será notable.
  • La consulta del altímetro nos servirá como un barómetro ya que durante una larga parada a una determinada altitud, cualquier cambio en la altura registrada por el aparato sólo se corresponderá a una variación en el tiempo atmosférico. Por ejemplo, un aumento de varias decenas de metros en la altitud nos indicará un empeoramiento (la presión habrá bajado y por éso hemos ganado altura sin movernos). No obstante, este método no será determinante o efectivo al cien por cien ya que en situaciones de tormentas severas y violentas se llega a observar un repentino aumento de la presión (un descenso en la altitud del altímetro).
  • Poco antes de la descarga de la tormenta notaremos fuertes rachas de viento (en general serán cortas pero de intensidad moderada). Este viento precederá el desplome del aire frío asociado al cumulonimbo.
  • El trueno nos informará de la distancia a la que se encuentra la tormenta. Sabiendo que las ondas sonoras se desplazan por el aire a una velocidad de 330 m/sg nos valdrá con contar los segundos transcurridos entre el relámpago y el trueno y dividir el resultado entre 3 (para saber la distancia en km).
  • Un signo evidente previo a una descarga eléctrica es el zumbido de los objetos metálicos o el erizamiento del cabello. Esta situación es una señal de peligro inminente de una muy posible tormenta eléctrica que podrá afectarnos antes de media hora de notar estos "chasquidos".
  • En la fase previa al desarrollo y descarga de una tormenta los animales presentarán un estado de nerviosismo bastante notable. Incluso las personas llegamos a notar una especie de "stress" o tono vital más "pesado" y alterado.
Si pese a todo nos vemos inmersos en una tormenta se aconseja actuar de la manera siguiente:
  • Si las descargas todavía no están encima nuestro, alejarse de cualquier objeto metálico. Las cruces o símbolos metálicos instaladas en las crestas y cimas serán uno de los principales reclamos (a parte de nuestra cabeza si no descendemos rápidamente de los puntos más altos!).
  • Si las descargas están ya muy cerca, debemos desprendernos del material de escalada, piolets, crampones, bastones... y si vamos en bicicleta nos debemos bajar y alejarnos de ella hasta que pase la tormenta. La posición a adoptar -nieve o granice- hasta que cesen las descargas o se alejen será permaneciendo sentado, encima de la mochila o de la cuerda, inclinados hacia delante y con la cabeza agachada entre las piernas (¡si nos levantamos ejerceremos de pararrayos!)
  • En abrigos de pared ("balmas") y cuevas, no se aconseja colocarse justo en la boca de la cavidad, sino en el fondo de la misma (mejor si está seca), aunque lo más recomendable es separarnos unos 3 mts de la pared (si el terreno lo permite) y aguardar en la postura comentada en el punto anterior.
  • Debemos apagar walkie-talkies y teléfonos móviles ya que las radiaciones electromagnéticas que emiten atraen los rayos, y ni por casualidad debemos acercarnos a árboles aislados, instalaciones eléctricas o telefónicas o a rebaños de animales.
  • No debemos estar en contacto con el agua ya que la electricidad seguirá las superficies mojadas, especialmente los ríos o torrentes. Junto con el agua, las superficies metálicas a evitar serán, por ejemplo, las vías ferratas, cuyos cables de seguridad funcionarán como auténticos pararrayos.
  • Aún así, si la tormenta nos sorprendre escalando y no nos da tiempo de montar un ràpel, debemos asegurarnos con la misma cuerda (directamente a un saliente rocoso), evitando la utilización de mosquetones o cualquier material metálico.
  • En casas o refugios aislados o expuestos se recomienda no utilizar ni el teléfono ni situarse cerca de las chimeneas. Se debe apagar el fuego de la chimenea ya que éste crea corrientes de aire y flujos de iones, captadores de posibles rayos. Si el refugio es pequeño y metálico será mejor situarse en su centro, alejándonos de los materiales metálicos como tuberías o estufas de hierro.
  • Si encontrais una persona insconciente tras haber recibido una descarga por un rayo es muy posible que sufra una parada cardio-respiratoria por lo que se le debe practicar rápidamente la RCP (reanimación cardiopulmonar).

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