22/01/2012

Y las nubes se apartaron para que asomara el sol...


Hoy es 22 de Enero de 2012. Ya ha pasado un año y parece que nos vamos acostumbrando a que nos falte un amigo... pero la realidad es muy tozuda y nos obliga a poner los pies en el suelo; y en este caso en la cumbre de Ioar, para recordarnos que Felipe era más que un amigo. Sobre todo era una buena persona, querida por todos. Los que más le conocieron hoy lo recordaban contando las aventuras que pasaron juntos, tanto en la montaña como en la vida diaria. Otros que no tuvimos la suerte de compartir mucho tiempo con él vemos que era una persona muy querida, que todos le apreciabamos, que nos gustaba estar con él.



 
 
Esta mañana nos hemos juntado 25 mendizales para subir a Ioar y recordarle. El día no era de los mejores; ya al salir del Santuario de Codés la niebla comenzaba a escupir un poco y nos avisaba de que las vistas desde la cumbre no iban a ser posibles. Seguimos subiendo y a la altura de la Aguja del Cencerro la niebla se cerraba y nos hacía sacar los chubasqueros de la mochila. Charlas sobre recuerdos de escaladas, esquiadas y paseos por esta sierra que todos hemos pateado muchas veces. Llegamos al hayedo y el viento del norte nos refresca la cara. Las pausas para retomar el aliento se hacen más breves, el grupo se estira... dispersando puntos de colores por el bosque. Y llegamos a Ioar.

Allí la niebla da a la cumbre un sobrio aspecto alpino, ni siquiera nos deja ver la antena. Viento, frio, humedad; tras una breve espera para reagruparnos nos acercamos al buzón-árbol de la cumbre. Nos quedamos todos en silencio... recuerdos.

Por un breve instante, la niebla se abre y la esfera del sol se deja ver, iluminando nuestros rostros y modificando el color de la escena. Hasta nos cambia el semblante. Tengo la sensación de que alguien se asoma entre la niebla para saludarnos. Nuestro amigo ha hecho que montañeros de distintos ámbitos y localidades nos juntemos allí para recordarle, y conocernos.

Unas fotos de grupo junto al buzón y bajamos disgregados hasta el Santuario. Seguidamente una misa recordó a Felipe. Nosotros le recordaremos siempre.




10/01/2012

UNA DE AMPOLLAS PARA PREVENIR.

La prevención es, sin duda alguna, el mejor remedio contra la aparición de ampollas. Sin embargo, a veces no podemos evitar que bajo ciertas condiciones estas protuberancias en la piel llenas de líquido aparezcan en determinados momentos. ¿Cómo debemos actuar ante ellas?
Cuando se pone sobre la mesa el tema de las ampollas el debate está abierto y asegurado. Será difícil encontrar dos opiniones iguales entre corredores: cada cual cuenta su remedio y lo que puede funcionar para unos resultará ineficaz para otros. Sin embargo, hay unos parámetros establecidos que pueden ayudar a prevenirlas y tratarlas. Las ampollas, aunque pueden parecer una lesión leve y no causar problemas médicos significativos, pueden ser muy molestas hasta el punto de limitar el entrenamiento, bajar el nivel de rendimiento deportivo e incluso dejar fuera de competición a más de un participante. Hay diferentes estudios a nivel de lesiones deportivas donde queda demostrado que los deportistas, y sobre todo los corredores, han padecido alguna vez ampollas a lo largo de su trayectoria.
El inicio
Pero empecemos por el principio: una ampolla es una protuberancia en la piel que contiene líquido. Por lo general, tiene forma circular. El líquido que se forma debajo de la piel puede ser transparente o sanguinolento y en ocasiones pueden aparecer debajo de las uñas, con o sin sangre. Además, los síntomas de una ampolla pueden parecerse a los de otras condiciones de la piel o problemas médicos.
Si hablamos en términos generales las ampollas pueden ser producidas por reacciones alérgicas, infecciones y lesiones como que maduras o escaldaduras, quemaduras por exposición al sol, dermatitis de contacto, impétigo (una infección contagiosa de la piel) o infecciones virales (incluidas la varicela y el herpes zóster), entre otras. Ahora bien, centrando el tema de las ampollas en el caso de deportistas en general y corredores en particular, la formación o aparición de ampollas se produce por presión excesiva en una zona concreta y, normalmente, sin previo aviso. Son las ampollas por fricción.
Qué causa una ampolla
La ampolla por fricción aparece con relativa frecuencia cuando el pie tiene que habituarse a ciertos cambios como la iniciación en una nueva actividad deportiva, un aumento en la actividad habitual, el cambio de calzado al que está acostumbrado el pie o por la confluencia de varios de estos y otros factores. Es importante tener en cuenta que si aparece una ampolla en una zona del pie, puede aparecer de nuevo en la misma zona. Analicemos ahora las causas más frecuentes de la aparición o formación de ampollas así como su prevención.
Calcetines inadecuados: bien por que se puedan mover dentro de la zapatilla, por demasiado gruesos o, al contrario, por demasiado finos. En todos los casos pueden producir arrugas que friccionaran la piel al correr o caminar. Es recomendable usar calcetines con tejido Cool-Max para mejorar la transpiración y favorecer un fácil ajustado. Incluso podemos encontrarlos específicamente para pie derecho y pie izquierdo, para una completa adaptación.
El calzado es otro factor desencadenante de mucha importancia. Si el calzado es demasiado grande o demasiado pequeño, o no se ajusta a la morfología del pie será, sin duda, causante de problemas. Por ejemplo, no utilizaremos bota de baja o media montaña para realizar una marcha de resistencia debido a que el pie no transpirará lo suficiente y la humedad es uno de los mejores aliados de las ampollas.
Lo más recomendable para es coger el calzado más adecuado es tener en cuenta qué tipo de actividad vamos a realizar. Es muy importante vigilar el acabado del calzado. Las costuras tanto interiores como exteriores así como adornos o etiquetas pueden producir rozaduras y, como consecuencia, la aparición de las temidas ampollas.
Prevención
Una vez escogido el calzado más adecuado para la actividad, jamás lo estrenaremos el día de la marcha para evitar sorpresas y habituar nuestros pies al nuevo calzado. Si no es así el regalo de estrenar calzado nuevo será una ampolla.
La sequedad de la piel es otro factor básico que debemos tener controlado para evitar la aparición de ampollas. Si la piel no es suficientemente elástica no se adaptará ni a las irregularidades del terreno ni a las presiones a las que está sometido el pie. Para conseguir una piel elástica necesitaremos una buena hidratación con cremas que estén compuestas con un mínimo de un 10% de urea para exfoliar las zonas de más sequedad.
Las cremas deben aplicarse habitualmente, pero sobre todo los días previos a la marcha. El día de la caminata el pie se debe lubricar con vaselina o cremas específicas anti ampollas sin excederse. Las uñas también pueden producir ampollas. Deben estar bien cortadas. No deben ser ni muy largas ni excesivamente cortas ya que la uña nos protegerá la parte final de los dedos en el momento de la marcha. Las ampollas en las uñas normalmente aparecerán por debajo de ellas con hematoma o sin él. Por ello, las uñas las cortaremos en forma recta, evitando excesivamente el redondeo.
Cómo actuar en caso de ampolla
La actuación variará en función de si aparece antes de una marcha o si se produce durante o después de ella. Pero en todos los casos es importante recordar que jamás cortaremos la piel de la ampolla, ya que nos protegerá de posibles infecciones.
Si aparece los días previos a la caminata la actuación será aplicar povidona yodada (Topionic® o Betadine® son las marcas más conocidas) en la zona de la ampolla mínimo dos a tres veces al día. La ampolla debe el máximo tiempo posible. Incluso puede secarse la povidona yodada con un secador de pelo.
Si aparece el día de la marcha intentaremos aplicar apósitos hidrocoloides (Épitac® o Compeed® como marcas más conocidas), si la humedad lo permite, en la zona de la ampolla calentando el apósito lo máximo posible con las manos. Antes de aplicarlo podemos rociar la zona con Nobecutan® o laca de pelo para que el apósito se adhiera mejor y no se despegue. Después de aplicarlo podemos taparlo con esparadrapo para una mayor sujeción. Hay que dejarlo hasta que se despegue solo. Si la marcha dura más de un día podemos pincharla ampolla para extraer el líquido y aplicar en su interior y por la zona povidona yodada siguiendo anteriormente. Para seguir la marcha colocaremos un apósito hidrocoloide repitiendo el proceso anteriormente comentado. Si al acabar el día el apósito se despega, debemos empezar de nuevo. Si la ampolla aparece de nuevo o persiste después de la caminata, seguiremos aplicando povidona yodada y acudiremos al especialista. Si con todo las ampollas persisten siempre en la misma zona, es imprescindible descubrir qué causa la presión y, por lo tanto, su aparición. Un podólogo deportivo nos ayudará a descubrir mediante un exhaustivo estudio biomecánico por qué siempre aparece aquella ampolla inoportuna en la misma zona del pie.

Casos especiales

Ampollas en las uñas
La actuación será la siguiente: se vaciará el interior de la ampolla agujereando la uña para la descompresión de la zona. Esta actuación sólo debe realizarse durante las 72 horas posteriores a la aparición de la ampolla. En caso contrario, acudiremos lo antes posible al especialista.

Ampollas sanguinolentas
Cuidado, peligro de infección! Llegados a este punto se acaba la marcha y acudiremos directamente al especialista para que haga una valoración. No se debe pinchar ni tocar la ampolla hasta que la vea el especialista.